Osteopatía
Según el documento "WHO Benchmarks for Training in Osteopathy" publicado por la OMS en 2010, la osteopatía (también llamada medicina osteopática) "es una ciencia holística que basa el diagnóstico y el tratamiento de las diferentes patologías en el razonamiento clínico y la terapia manual.
Considera la relación entre el cuerpo, la mente y el espíritu y pone énfasis en la integridad estructural y funcional del organismo y en la tendencia intrínseca del cuerpo a la autocuración”.
Las cuatro leyes en las que se basa todo el razonamiento osteopático son:
La unidad del cuerpo: Gracias al sistema fascial no hay pérdida de continuidad entre los tejidos, haciendo que una disfunción en una zona del cuerpo pueda llegar a afectar a otra por muy alejada que esté.
La estructura goberna la función: Y la función goberna la estructura! Si un órgano no funciona bien quizás porque tiene dificultad para moverse por culpa de una adherencia (estructura > función) o porque tenemos un estrés mantenido en el tiempo que altera la neurofisiología del órgano (función > estructura).
El principio de autorregulación del cuerpo: La osteopatía no cura, facilita que el organismo se regenere reequilibrando las tensiones de los distintos sistemas y armonizando su fisiología.
La ley de la arteria: Un tejido que no se puede oxigenar a través del riego sanguíneo va a sufrir. Es como un río seco, si no hay agua (sangre), no hay vida. Por este motivo siempre intentamos asegurarse de que llegue la suficiente sangre para que el tejido se pueda recuperar.
Actualmente, la osteopatía se apoya con una amplia evidencia científica que corrobora la eficacia de sus técnicas, por ello cada vez es más popular y recomendada por muchos médicos y otros profesionales de la salud.
Osteopatía estructural
Es la rama de la osteopatía más clásica. Valora qué estructuras músculo esqueléticas no se mueven correctamente y, mediante diferentes técnicas, las moviliza para restablecer la función. Se utilizan técnicas manipulativas de alta velocidad (trust) y otras técnicas más suaves como movilizaciones pasivas, técnicas de energía muscular, bombeos, inhibición de puntos gatillo, estiramientos miofasciales...
Osteopatía visceral
Es la parte de la osteopatía que trata las disfunciones de los órganos (estómago, hígado, intestinos, órganos reproductores, corazón, pulmones...) mediante técnicas directas o indirectas. El objetivo es restablecer la movilidad y motilidad de la víscera para mejorar su funcionamiento. Sus beneficios se refleja tanto en el órgano tratado como a nivel músculo esquelético y hormonal, por su estrecha relación con los distintos sistemas
Osteopatía craneo sacral
Esta rama de la osteopatía se basa en el correcto funcionamiento del movimiento respiratorio primario (MRP). Un movimiento que se produce gracias a los cambios de presión del líquido cefalorraquídeo a nivel craneal y que a través del sistema nervioso y fascial se transmite a todo el cuerpo. Con un tacto entrenado podemos apreciar este movimiento en los huesos del cráneo, el sacro y en todos los tejidos, descubriendo donde esta fluctuación se ve interrumpida y restableciendo la facilidad de este MRP. Es una técnica muy suave pero que genera cambios muy profundos, mejorando la salud global del paciente.